El fin de la IV República

PDVSA, para las elecciones de 1998 se había fortalecido lo suficiente como para asumir un rol político, estaban convencidos de que había llegado el momento de implementar su agenda liberal. “El liberalismo, en el contexto de las políticas petroleras internacionales, debe entenderse en su concepción revolucionaria originaria, basada en el reemplazo de las manos visibles del terrateniente por las manos invisibles del mercado”.

El objetivo para los liberales es ‘la tierra para quien la trabaja’ o, para ser más preciso, ‘los minerales para los mineros’. Ellos desean que los recursos naturales sean considerados no sólo como un don libre de la naturaleza, sino un don libre de la naturaleza a las compañías productoras y a los consumidores. ‘Libremente’ se refiere así a la eliminación de la obligación de pagar renta.

Esta visión era totalmente contraria a la nacionalización de la empresa petrolera, más bien comulga con el imperialismo salvaje; PDVSA gozaba del respaldo de los gobiernos desarrollados, como era de esperarse; Venezuela se unió a la Organización Mundial del Comercio, sin reservar ningún derecho especial con respecto a su petróleo, De acuerdo a la visión adoptada en esos momentos por PDVSA, la única ventaja de los recursos naturales consiste en atraer inversiones, más no en constituir una palanca para la promoción del desarrollo nacional.

PDVSA argumentaba que, era necesaria la inversión extranjera, por tal motivo mientras más bajos fueran los niveles impositivos y más flexibles los regímenes fiscales, era considerado mucho mejor. Venezuela estuvo a punto de convertirse en el pupilo modelo latinoamericano del liberalismo en materia de recursos naturales y de la globalización.

En ese momento surgió Chávez y echó por el suelo esas ideas de privatización que parecían un plan para ganar-ganar de parte de PDVSA y los grandes inversionistas internacionales; Chávez contó con el apoyo de los pequeños grupos que se habían opuesto a la política liberal de PDVSA; AD y COPEI desesperados se unieron en un frente común electoral, pero esto fue en vano.

Chávez siguió subiendo en los sondeos y mundialmente los precios del petróleo bajaban. La industria petrolera no logró convencer al país de que la caída de los precios era una buena noticia, a pesar de que Chávez no había mostrado una postura firme en lo que haría con PDVSA, pero su victoria, como mínimo, frenaría la agenda liberal.