La nacionalización de la Faja Petrolífera del Orinoco por Rafael Ramírez

Por Rafael Ramírez embajador de Venezuela ante la ONU

Este lunes primero de mayo se celebran diez años de la Nacionalización de la Faja Petrolífera del Orinoco. No es casual que sea así, en su momento quisimos que este acto transcendental para nuestra historia, se realizara precisamente el Día Internacional de los Trabajadores, el Día de la Clase Obrera.

Todas las acciones que desarrollamos con el Comandante Chávez estaban cargadas de un profundo simbolismo, puesto que tenían el propósito de crear conciencia. El Comandante Chávez todo lo hacía pensando en la conciencia que generaba, los códigos históricos de nuestra revolución están íntimamente ligados a nuestras raíces, origen patrio, épica y definición ideológica de un movimiento revolucionario Bolivariano y Socialista. Eso somos, eso queremos ser, por eso se inmoló el Comandante.

Nada era fortuito, cuidaba todos los detalles, todo era muy bien pensado, cada palabra en su contenido, como si le estuviese hablando a las generaciones futuras en las peores circunstancias y adversidades. Ahora se entiende claramente que nos habló siempre para el momento de las dificultades, hay que saberlo escuchar.

Luego de derrotar el sabotaje petrolero y una vez conquistada la colina, comenzó la ofensiva para desplegar la política de la Revolución Bolivariana: La Plena Soberanía Petrolera, una Política Nacional, Popular y Revolucionaria.

Su carácter Nacional estaba signado por el objetivo estratégico de recuperar el control soberano de nuestros recursos naturales, el Petróleo y el Gas, bajo control del Estado como representante del interés colectivo del Pueblo. Esto pasaba por tener el control de nuestras reservas, territorio, operaciones, recuperar lo que se había entregado a las transnacionales durante la apertura petrolera, refundar a PDVSA como una empresa del Pueblo, al servicio de los intereses del Estado, la Nueva PDVSA.

Se trataba de recuperar la propiedad, nuestras capacidades operativas, los ingresos, el precio, el marco fiscal, las exportaciones y la soberanía en decidir cuánto producimos y a quién le vendemos. Restablecer nuestro rol y liderazgo en el seno de la OPEP.

Su carácter Popular está definido por el destino de la renta petrolera. Una vez recuperado el ingreso petrolero,  venía la definición de quién era el beneficiario. Ni para el Comandante, ni para nosotros, hubo duda: el Petróleo es del Pueblo. Se inició un proceso inédito y profundo de distribución popular de la renta petrolera. De allí fue que se pudieron desarrollar los programas sociales de la Revolución: la Misión Robinson, Ribas, Sucre, Barrio Adentro, Alimentación, Gran Misión Vivienda Venezuela, toda la infraestructura social, educativa, salud, casas de alimentación, espacios públicos, La Estancia, Consejos Comunales, Universidad Bolivariana, UNEFA, Transporte, la Defensa Nacional, Convenios internacionales con China, Cuba, Rusia, Petrocaribe. Es por ello que se pudo derrotar la pobreza y la exclusión.

El carácter Revolucionario de nuestra política tiene que ver con el Socialismo. Para pasar de un gobierno socialdemócrata a un gobierno revolucionario se deben modificar las relaciones de propiedad, trabajo y distribución; aumentar la producción en manos del pueblo, sin apropiación del trabajo de nadie, estar al servicio del interés colectivo, tener conciencia del deber social. Ese es el rol asignado a la Nueva PDVSA, Roja Rojita, por el Comandante Chávez: un poderoso instrumento de desarrollo y expansión de nuestras fuerzas productivas, de la clase obrera, generadora de conciencia que irradie a toda la sociedad, que su modelo se pudiese replicar a toda la capacidad industrial que la revolución ha rescatado o creado para el Pueblo. Por eso Chávez creó las filiales: PDVSA industrial, las fábricas de tubos, válvulas, taladros, astilleros, estructuras metálicas, plataformas, Gas Comunal, Agrícola, construcción, construcción de viviendas.

La nueva PDVSA no podía ser solo una empresa que produjera Petróleo y Gas, sin participar en el proceso político-social, porque entonces tendríamos, en cuestión de tiempo, una empresa petrolera como la Vieja PDVSA, como la Shell, Petrobras o cualquier otra entidad privada, de espaldas al pueblo.

Las características transnacionales del negocio petrolero requieren de un poderoso antídoto para mantener a sus trabajadores vinculados al pueblo, con conciencia de su papel histórico, con el único privilegio de servir a su país. Es una empresa altamente especializada, estructurada para operar, con grandes requerimientos de conocimientos, que exigen que nadie, ningún grupo o sector se apropien de ella, debe prevalecer el alto desempeño técnico, con nuevas relaciones de trabajo que permitan un proceso permanente de democratización pero sin crear el caos de grupos internos. Es como las Fuerzas Armadas, debe existir una estructura para operar basada en el conocimiento, compromiso, disciplina y experiencia. La Nueva PDVSA es del Pueblo y baluarte de la Soberanía y la Revolución Bolivariana.

La Nacionalización de la Faja refleja la capacidad y conciencia de nuestros trabajadores. Luego de comenzar el proceso de desmontaje de la apertura petrolera por allá en el 2004, con la recuperación del precio, ingreso fiscal y las áreas de producción que habían sido privatizadas a través de los convenios operativos, nos quedaba el sector más duro de las transnacionales: Los Convenios de Asociación de la Faja del Orinoco.

La IV República, AD y Copei, junto a la veja PDVSA, entregaron la Faja a las transnacionales durante la apertura petrolera. Ellos sabían que se trataba de la acumulación de petróleo  más grande del mundo, pero lo escondieron, mintieron al país. Dijeron que era bitumen y nunca quisieron certificar las reservas. Habían logrado que la apertura les entregara la última gran provincia petrolera del planeta, alegando que no era petróleo, con regalías de solo 1%, sin pagar impuestos petroleros, sin que PDVSA operara, sin mayoría del Estado, sin control de las exportaciones, ni de los ingresos. Un desastre, el saqueo.

Artículo extraído de www.panaroma.com.ve