Chávez nos lo dijo, por el embajador Rafael Ramírez
La situación actual de asedio y violencia contra nuestro Pueblo y las instituciones del Estado Venezolano, revisten una gravedad y una intencionalidad que pareciera estar siendo subestimada por algunos sectores.
Ya en los meses y días finales de la vida del Comandante Chávez, el centro de sus preocupaciones eran las amenazas que se cernían contra nuestro pueblo y la profundización de los intentos desestabilizadores de la extrema derecha venezolana con sus aliados internacionales. Él siempre pensaba estar al frente de esta nueva batalla, aunque estaba consciente de su grave situación de salud, jamás rehuyó sus responsabilidades y nos instruyó, hasta sus últimas horas, quiénes eran los enemigos de la Patria y la preparación para hacerle frente a esta situación. No se equivocó el Comandante y hoy estamos frente a una situación de desestabilización que puede ser la antesala de un conflicto de gran escala en nuestro país.
Hablo con la responsabilidad y seriedad que me ha caracterizado en mis funciones al servicio del Estado Venezolano y de la Revolución Bolivariana, con la legitimidad que tengo en nuestro proceso político, con mis doce años como Ministro y estrecho colaborador del Comandante Chávez y la lealtad que he demostrado y seguiré demostrando en mi palabra y mi acción. Soy profundamente leal a mis convicciones revolucionarias y Chavistas, leal al Socialismo y al Pueblo Venezolano.
Por eso puedo decir, sin que se me acuse o se sospeche de cualquier interés subalterno o mezquino, mucho menos contrarrevolucionario, que subestimamos la situación que el Comandante nos alertaba. Es el momento de ajustar lo que haya que ajustar para salir victoriosos, garantizar la paz del país, la continuidad del proceso Bolivariano y la posibilidad de construir el Socialismo.
La extrema derecha venezolana ha tomado la conducción de una parte violenta e irracional de las fuerzas de la oposición, con una clara expresión del fascismo y una lamentable, pero muy peligrosa, subordinación a potencias extranjeras.
Estos sectores violentos no tienen liderazgo. Los más oportunista de la dirigencia de la oposición trata de cabalgar sobre este fenómeno, para capitalizar a favor de su parcialidad política o su interés personal, los acontecimientos. Aparecen en las primeras etapas de las demostraciones de la oposición, para dejarse ver por la prensa, incluso estimulan a los grupos que ya están preparados para un enfrentamiento a que avancen y choquen con las fuerzas del orden público y luego, así de la nada, tal como llegaron, desaparecen y esperan a resguardo cómo va la cuenta sangrienta para luego volver a aparecer, esta vez ante los medios internacionales, pidiendo una intervención extranjera.
Quiero reiterar mi profundo sentimiento de rechazo e indignación por las muertes y asesinatos de jóvenes, estudiantes, músicos, transeúntes, trabajadores, policías, Guardias Nacionales. Los culpables, perpetradores, tendrán que rendir cuentas ante la justicia, pero los instigadores también.
¿Cómo es posible que en las redes sociales, voceros de la oposición llamen al asesinato de sus adversarios, a la persecución y la agresión incluso de niños? ¿Por qué no se toman medidas ejemplares al respecto? En cualquier país del mundo, aunque sea una amenaza o una instigación de este tipo, provocaría la actuación de los organismos del Estado. No se tolera. Pareciera que existen sectores interesados en desatar una espiral de violencia. No respetan ni a los muertos en el cementerio, insultan y provocan a las Fuerzas Armadas, atacan hospitales y servicios públicos del Pueblo ¿Qué pasaría si se desata y se sale de control una violencia generalizada en las calles? ¿Quién responderá por las víctimas?
Afortunadamente, las fuerzas del orden público están conteniendo los hechos violentos. Es su responsabilidad, preservar la paz ciudadana ¿Por qué los sectores que promueven la violencia insisten en pasar a zonas que no están permisadas, que están en paz, sobre todo las zonas populares? ¿A cuenta de qué insisten en ingresar a una base militar? ¿Qué están buscando? ¿A cuál irresponsable se le ocurre que pueden entrar a una base militar a quemarhelicópteros, sin que eso tenga consecuencias? ¿En qué país del mundo esto se permitiría?
Nuestras Fuerzas Armadas han actuado con suma responsabilidad, no acuden con sus armas de reglamento, no tienen órdenes de disparar. Por ello se observan, se difunden y estimulan, imágenes de golpizas e intentos de asesinatos a miembros de las fuerzas del orden público. Se busca provocar una respuesta desproporcionada, un hecho trágico que alimente y justifique una intervención extranjera o el odio que está movilizando a algunos sectores. El Ministro de la Defensa lo ha dicho con claridad, las Fuerzas Armadas actuarán con el equipo diseñado para contener este tipo de hechos violentos y sancionar cualquier exceso, si lo hubiese. Lo que está claro es que ninguna autoridad ha aupado excesos ni actos de violencia, si estos ocurren, son igualmente condenables y repudiables, en cambio una oposición sin rostro la estimula, la promueve y la incita de una manera absurda.
Por otra parte, cuando los líderes de la oposición asisten a entidades políticas o gubernamentales en los Estados Unidos, Colombia, Brasil, Perú a pedir una intervención contra nuestro país ¿En qué están pensando? Esa actuación no tienen antecedentes en nuestra historia política ¿Han pensado en las consecuencias contra nuestra integridad territorial y nuestra soberanía? ¿Quieren un escenario como Libia, Siria? ¿Quieren destrozar al país? ¿Quieren que nuestros jóvenes soldados o civiles mueran bajo el terror de los paramilitares o fuerzas extranjeras? En cualquier otro país estos llamados de líderes de la oposición en el exterior serían sancionados por constituir traición a la Patria, espionaje o actuación a favor de potencias extranjeras.
Los líderes de la oposición acuden a instancias que saben que están comprometidas con su aventura, como el caso de la OEA. Pero cuando a su Santidad el Papa Francisco se le ocurre insistir en el diálogo y opina que la oposición está dividida, entonces los mecanismos de propaganda de la violencia, sus líderes de oportunidad y sus redes sociales, descalifican al mismo Papa, lo ofenden, lo insultan, lo maldicen, y ni siquiera la Conferencia Episcopal sale en su defensa. Perdónalos Dios, pero ellos sí saben lo que hacen.
Extraído de www.panorama.com.ve